Monday, 25 July 2011

La Gran Ciudad

Edificios dorados al atardecer
Brillan como luz reflejada sobre el mar.
El extranjero contempla su Inmensidad;
Un paraje temporal, nunca un Hogar.

La ciudad lo alberga, gigante.
Lo abrazan sus cadenas de calles,
Lo asfixian con su ruido, su humo contundente,
y lo integran en su silueta sobre el Rio y sus caudales.

Los edificios celebran la unión,
Ventanales brillantes que arrojan sus destellos
Sobre la pareja como arroz.
Las paredes se pintan para la fiesta con aerosol.

El extranjero raptado intenta huir,
Pero es demasiado grande la Inmensidad.
Tiene leves recuerdos de alguna vez
Haber tenido otro Hogar.

Y los árboles exóticos se ponen a luchar,
Alzan sus ramas e inician la destrucción.
El extranjero corre sin poder escapar,
Sin tener un lugar donde descansar

Hasta que recuerda que existe el avión,
Y un aeropuerto donde lo puede tomar.
Armado con su pasaporte se lanza a volar,
Pliega sus alas buscando una nueva nación.

De mientras, la ciudad se pone a llorar.
El río inunda los cordones de sus calles.
La pintura de sus edificios se corre con la humedad.
El sol ilumina sus solares baldios como pequeños valles

Y la ciudad alarga su tentáculo,
Buscando al fugitivo con los días de compás.
Intentando invitar al extranjero
Se expande cada día un poco más.



1 comment:

Sofía N. said...

Increíble, como siempre. Se aproxima demasiado a la perfección ;)